La radiografía del carpo o carpal es el método de diagnóstico más usado y aceptado para determinar el nivel de maduración ósea de un individuo. Se trata de una telerradiografía, ya que se toma desde una distancia concreta, lejos de la fuente de rayos.
¿Qué es y para qué sirve?
Es un estudio que se utiliza para evaluar la edad ósea del paciente y poder establecer una relación con respecto a su edad cronológica, con el fin de determinar el nivel de desarrollo y maduración. Además, permite diagnosticar trastornos de desarrollo asociados a factores endocrinos y alteraciones genéticas. (Imagen 1)
Para realizar este tipo de estudio, se emplean patrones de osificación que son indicadores de un ritmo de crecimiento. Éstos se dan de manera ideal a nivel de las manos, ya que de los 30 huesos que componen cada miembro superior, 29 están involucrados en su radiografía: diáfisis, epífisis y extremo distal de cúbito y radio, 8 carpianos, 5 metacarpianos y 14 falanges. (Imagen 2)
¿Por qué se hace?
El estudio de la edad ósea puede ayudar a evaluar el ritmo con el que está madurando el esqueleto de un niño. Esto puede ayudar a los médicos en el diagnóstico de afecciones que retrasan o aceleran el desarrollo y crecimiento físico. Suele ser solicitado por pediatras o endocrinólogos infantiles.
La edad ósea se puede usar para predecir:
- Durante cuánto tiempo crecerá un niño
- En qué momento un niño entrará en la pubertad
- Cuál será la estatura final de un niño
Este estudio también se usa para controlar el avance y guiar el tratamiento de los niños que tienen afecciones relacionadas con el crecimiento, como las siguientes:
- Enfermedades que afectan el nivel de las hormonas que intervienen en el crecimiento. Como deficiencia de la hormona del crecimiento, hipotiroidismo, desarrollo precoz y trastornos de las glándulas suprarrenales.
- Trastornos genéticos del crecimiento, como el síndrome de Turner.
- Problemas ortopédicos y de ortodoncia. En los cuales el momento y el tipo de tratamiento depende del crecimiento futuro del niño.